La
sala presenta un espacio que da cuenta de un ambiente familiar compuesto por
una mesa de escritorio, una silla, un sillón en otro sector, una lámpara y
algunas cosas en el suelo. En el fondo arriba, dibujos infantiles aportan el
clima a tratar.
Allí
se encuentra el padre, un viejo y reconocido actor que tuvo una época de
gloria, hasta que entra en escena su hija.
El
primer impacto para el que conoce algo de estos actores es la relación que se
establece entre Federico Luppi y Susana Hornos, pareja en la vida real y padre
e hija en la ficción. Una especie de guiño a la vez que juego en relación a la
evidente diferencia de edad entre ambos. Un detalle en todo caso.
La
propuesta puede vivenciarse con cierta crudeza. El ámbito que tocan es doloroso,
delicado. El conflicto pone en el eje los maltratos sobre la infancia y se vale
de las discusiones entre padre e hija para colocar a Freud y al psicoanálisis
en un entredicho en esa frágil cuestión de las fantasías.
Entre
el padre actor y la hija psicóloga parece haber algo no resuelto que los enfrenta
a esa lucha edípica de quien la hija no ha salido indemne.
Los
actores fluyen en el escenario donde, podría suponerse, se juega en el borde
entre la realidad y la ficción.
Para
echar otro condimento al duelo de la historia, hace su entrada el tercer
personaje, quien dará pie a que estalle lo latente.
Un
paciente adolescente de la psicóloga cuyo mayor conflicto es el haber sido
abandonado por los padres, no haber sido mirado, casi no haber existido.
Esta
historia compleja no tiene una resolución aliviante. Su final deja la imagen de
un muñeco, una marioneta que es movida por otros pero carece de vida propia. Lo
inerte iluminado por un foco y rodeado de oscuridad.
Podría
ser que el título diera una referencia de lo que se quiere plantear. La noche
del ángel. Como si se enfrentaran dos cosas opuestas: la noche y el ángel. Como
si a la figura del ángel le hubiera llegado la noche. Una relación que enfrenta
la oscuridad y la santidad o inocencia de ese ángel / niño. Esa noche que se
cierne sobre este ser puro y angelical, sería materializada en dos formas de
daño a la infancia: el abuso y el abandono.
La
falta de resolución, de catarsis, de respuesta que el conflicto plantea en
escena, es un balde frío para el espectador.
El
problema está planteado, pero ¿qué hacemos con ello?
Qué:
La noche del ángel
Quién:
Dramaturgia: Furio Bordon.- Versión y dirección: Federico Luppi.- Actuación: Susana
Hornos, Federico Luppi, Nehuen Zapata.- Manipuladores:
Gustavo
Garavito.- Vestuario y escenografía: Nicolás Nanni.- Iluminación:
Adriana
Antonutti.- Peinados y maquillaje: Néstor Burgos.- Música: Iván Nilson.-
Fotografía:
Akira Patiño.- Diseño gráfico: Sergio Calvo.- Asistencia general: Tony Chavez,
Eliana Sanchez.- Asistencia de dirección: Milagros Plaza Díaz.-
Prensa:
Marisol Cambre.- Producción ejecutiva: Susana Hornos, Pablo Silva.-
Dónde:
TEATRO EL PICADERO.- Pasaje Santos Discépolo 1857.- Web: http://www.facebook.com/teatropicadero
Cuándo:
Domingo - 18:30 hs y Lunes - 21:00 hs
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