miércoles, 21 de marzo de 2012

EL CORDERO DE OJOS AZULES

Grandes cruces de madera penden sobre el público hasta casi rozarle la cabeza. Se ven amenazantes, como símbolo de un poder que acecha y oprime.
Al fondo, una pintura sumerge al espectador en un ambiente artístico. El espacio fusiona la evocación de una iglesia con un atelier de pintor.
Hay olor a incienso que arde en una esquina. Todo se presenta para introducir una atmósfera cargada de ritos, de elementos religiosos, a la vez telúricos y orgánicos.
La propia historia está cruzada de lo terrenal y lo espiritual. Desde el planteo del texto dramático, donde la peste acecha a una ciudad moribunda en la que permanecen aún vivos y ocultos una canonesa y un pintor. Este tiene el encargo de realizar una pintura de Santa Lucía. La canonesa, de que lo lleve adelante.
En medio de un intertexto histórico que bebe de la propia historia nacional, se cuela el intertexto literario que remite a Muerte en Venecia de Thomas Mann. En esta obra, la peste que acecha es sinónimo de la putrefacción humana, hecha carne en el cuerpo del protagonista, quien se enamora platónica y profundamente de un angelical muchacho.
En El cordero de ojos azules, es el pintor quien queda obnubilado por la figura de un joven casi angelical que aparece entre sueños y realidad. El espacio de la ficción está quebrado. La peste amenaza y confunde.
En medio de esta atmósfera densa, la reflexión sobre el arte. La belleza como fuente de inspiración. También el horror, la fealdad, puestos en tela de juicio…nunca mejor dicho, pues allí, en la tela, es donde el pintor dará forma a su juicio.
Por eso la vista, los ojos, la santa con un par de ojos azules en la mano. El ver parece esencial en este debate entre la belleza, la muerte, el arte y la verdad.
Lo esencial es invisible a los ojos, decía el verso.  Si creer en algo no requiere de la vista ¿es una cuestión de fe lo que se interroga en el texto?
La pregunta queda planteada en un ámbito donde la fe se cuela. Lo religioso, lo artístico, lo bello, las creencias.
La fe individual que guía con la construcción social como contexto.
Hay que creer para ver.
Qué: El cordero de ojos azules
Quién: Autoría: Gonzalo Demaría.- Actuación: Carlos Belloso, Guillermo Berthold, Leonor Manso.- Vestuario: Julio Suárez.- Escenografía: Gonzalo Córdova.- Iluminación: Eli Sirlin.- Música original: Gerardo Gardelin.- Asistencia artística: Marcelo Pozzi.- Dirección: Luciano Cáceres
Dónde: TEATRO PRESIDENTE ALVEAR Av. Corrientes 1659 Teléfonos: 4373-4245 / 4374-9470.- Web: http://www.complejoteatral.gob.ar
Cuándo: Domingo, Miércoles, Jueves,  Viernes y Sábado - 21:00 hs

martes, 13 de marzo de 2012

ESTADO DE IRA

La puesta en escena se concentra en un ensayo de la obra Hedda Gabler de Henrik Ibsen, donde hay que preparar a la actriz que interpretará a Hedda en un reemplazo. Un grupo de empleados se encargan de darle las indicaciones necesarias para que la actriz aprenda su parte a la brevedad. Mediante recursos que incluyen la apelación directa al público, el mundo de los actores está desplegado dentro y fuera de la escena.
El desarrollo dramático avanza en un crescendo que lleva a los personajes y las situaciones hacia la caricatura. Un procedimiento que recuerda las construcciones del sainete. Lo melodramático se introduce de manera paródica en la protagonista que parece ir enloqueciendo a medida que repasa su papel.
Los intérpretes siguen con fluidez la partitura mientras juegan con su propio rol de actores. La apelación directa al público -al que se dirigen en varias oportunidades- resulta un guiño que gana rápidamente su complicidad. Por momentos, se apela al mismo como si fuera un programa de televisión, lo que también acerca a esta propuesta dinámica al intertexto del teatro popular.
La obra dramática funciona a nivel autorreferencial al plantear los mecanismos de desarrollo de un ensayo teatral y cuestionar su estatus de trabajo. El hecho de colocar a un grupo de empleados como asistentes de los actores puede considerarse como la equiparación del trabajo de un actor y el de un empleado público igualados en el mismo nivel laboral. A su vez, esto constituye una problematización de la representación en sí, porque pone en juego la dicotomía realidad/ficción al tensionar lo que se representa mediante el desdoblamiento de la representación teatral de Hedda Gabler y la representación de su ensayo como obra.
Es para pensar sin dejar de reírse.  

Qué: Estado de ira
Quién: Autoría y Dirección:: Ciro Zorzoli.- Actuación: Paola Barrientos, Pablo Castronovo, Carlos Defeo, Marina Fantini, Valeria Lois, Vanesa Maja, Cecilia Meijide, Dalila Romero, Diego Rosental, Gabriel Urbani, Diego Velásquez.-
Vestuario, Escenografía y Coordinación técnica: Oria Puppo.- Iluminación: Eli Sirlin.- Fotografía: Ernesto Donegana.- Asistencia artística y Coordinación escénica: Gabriel Baigorria.- Asistente de producción: Gabriel Bitterman.- Coordinación de producción: Romina Chepe.-
Dónde: TEATRO METROPOLITAN Av. Corrientes 1343 Teléfonos: 5277-0500
Web: http://www.teatrometropolitan.com.ar
Cuándo: Lunes - 21:00 hs

viernes, 9 de marzo de 2012

URUGUAYOS

Cruzamos el río y miramos desde la orilla de enfrente. Uruguay. Un espacio distinto pero familiar a la vez. El espacio que resulta ideal para plantear esta pequeña historia, íntima, consanguínea.
La sala está colmada por la escenografía. Todo sucede en ella. Una tarima que avanza sobre el espectador que es el río/mar/horizonte donde se proyectan los recuerdos, sueños o pensamientos, donde se posan las miradas de los personajes que hacen partícipe a la platea de su historia.
Un padre ha muerto y aquí están sus hijos. Dos hombres que
han viajado a Uruguay (donde el fallecido vivió sus últimos años) a conocer a su segunda mujer y cumplir con la voluntad final del difunto: que sus cenizas sean arrojadas al mar. Ese agua amarronada y dulce que se mezcla con el salitre marino en la desembocadura más ancha del mundo. Por otro lado, el espacio acuático más grande que tienen en común sus dos países limítrofes. Tal vez metáfora de lo que podría haber entre estos 2 hijos, o entre ellos y la esposa del padre. Un espacio de agua, de emociones mezlcadas, de ilusiones huidizas, de reproches...¿Qué es lo que queda de un padre que se va? ¿Qué une o separa? Como el río, todo depende del cristal con que se mire.
Los personajes habitan el espacio de la noche a orillas de un muelle donde esperan la salida de la luna.  Un lugar construido de tal forma que el público es casi capaz de sentir el oleaje y la frescura del agua, así como la presencia cercana de una luna que no llega.
Amor, añoranza, frustraciones y un toque de humor, se combinan triangularmente en esta representación rioplatense que crea una ilusión sin pausas durante apenas una hora de viaje.

Qué: Uruguayos
Quién: Actuación: Pablo Navarro, Noelia Prieto, Ariel Saenz Tejeira.- Vestuario: Cecilia Zuvialde.- Escenografía: Pablo Navarro, Noelia Prieto, Ariel Saenz Tejeira, Martín Urruty.- Iluminación: Ricardo Sica.- Fotografía y Diseño gráfico: Brenda Bianco.- Asistencia de dirección y Producción: Rosario Alfaro.- Dirección: Martín Urruty.- Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin.-  Web: http://uruguayos-teatro.blogspot.com/
Dónde: EL CAMARÍN DE LAS MUSAS Mario Bravo 960 Teléfonos: 4862-0655
Cuándo: Sábado - 23:15 hs