Como
todas las creaciones que provienen de los grupos que salieron de la semilla
original de De la guarda, esta es una
propuesta sensorial y visual.
Pero,
lo que resalta este trabajo en particular, es la elaboración minuciosa por
detrás realizada y puesta en función de una dramaturgia pensada.
El
acto se produce en un espacio que incluye al espectador y lo invita a ser
partícipe de lo que viven los intérpretes. Allí aparece un hombre que dice
buscar algo. Una voz en off expresa los pensamientos de este personaje que irá
tras su destino sorteando una serie de obstáculos que viven en su propia mente.
Lo
que se ve en escena se transforma en las fantasías, temores y demonios del
protagonista. Compartimos sus dudas y somos partícipes activos de su revuelo
interior.
A
través de proyecciones de texturas y cambios de planos, vivimos
transformaciones en los puntos de vista.
Junto
al uso de las proyecciones se encuentra una puesta escenográfica que construye
los vertiginosos caminos del cerebro. Gracias a la iluminación, al genial
desempeño del equipo técnico, todo transcurre de modo cinematográfico.
Por
otro lado, la dramaturgia asoma con mayor astucia que en otras propuestas de
este estilo, y genera una coherencia que permite disfrutar de los estímulos
visuales y sonoros como parte de una historia donde el espectador permanece
atento.
Además
de las bellas imágenes creadas, la propuesta se experimenta como una fiesta.
Esto sucede por la forma de ser puesta en escena (con la mayor parte del
público en el suelo, centro de situaciones que suceden y lo tienen de actor), y
también por la energía del grupo de intérpretes que comparte en un todo las
sensaciones y sentimientos que la propuesta suscita.
Lo
interesante es que todo esto está bajo el manto de una idea que atraviesa la
obra. El agua. Bien preciado. Elemento que ocupa el cuerpo humano en su mayor
porcentaje. Así también la tierra, el gran universo.
El
agua es energía, es vital, es necesaria. El agua es el oro del futuro (no tan
lejano). El agua es como la sangre de la vida y aquí se nota, se siente, se vivencia.
Esta
fuente de energía se contrapone a la sequía. La cara árida, la no vida.
Sobre
esta idea la propuesta colma al espectador con metáforas de las búsquedas
humanas.
Y
dentro de esas múltiples búsquedas, ellos dan importancia a la acción. Buscar,
moverse, accionar, dar un paso. Lo que hagas te nombra, de alguna manera. Uno
es sus acciones.
Por
eso, no importa el nombre, importa lo que hacen.
Y
lo que hacen habla mucho de ellos.
Qué:
Hombre vertiente
Quién:
Dirección: Pichón Baldinu Web: http://www.hombrevertiente.com
Dónde:
CENTRO CULTURAL RECOLETA Junin 1930.- 4803-1040
http://www.centroculturalrecoleta.org
Cuándo:
Domingo - 17:00 hs.- Viernes y Sábado -
21:00 hs
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