No es inocente ubicar las
siglas S. A. al final de la palabra humanidad. El diccionario nos dice que la
sociedad anónima (S.A.) se refiere a una “sociedad mercantil con personalidad
jurídica en la que el capital, dividido en acciones, está integrado por las
aportaciones de los socios que no responden personalmente de las deudas
sociales”. Empieza con tono de crítica desde un título que muestra al género
humano en una sociedad privada donde el anonimato parece dejar al hombre en
toda su vulnerabilidad.
La puesta presenta el
espacio de un supermercado llamado “El paraíso del consumo”, colmado de góndolas
con productos industriales. El local concentra la panacea consumista del hombre
globalizado.
La introducción de escenas
se sucede a modo del cine mudo, donde una proyección audiovisual nos indica con
textos lo que veremos a continuación.
Desde esta estética, que
emula claramente a las películas de Charles Chaplin (a quien se rinde homenaje),
el espectador es sumergido en un ambiente de denuncia de un sistema cuya
crueldad lleva a la exclusión y abandono de los más desprotegidos. Un sistema
que arrasa y destruye para su propia manutención.
La obra se desarrolla a
partir de técnicas teatrales como el clown y la commedia dell arte, además de un uso fluido del movimiento corporal
que incluye golpes, caídas y máscaras. Todo manejado con habilidad y humor por
sus geniales intérpretes, y donde sobresale naturalmente el rol principal, pero
sin opacar el brillante desempeño del resto del elenco.
El protagonista construye la
figura del vagabundo pobre que sirve como símbolo de la decadencia del siglo y,
hasta podríamos decir, del milenio.
En sus peripecias encuentra
a su madre que es a su vez, una mendiga. De esta forma se aborda indirectamente
el tema de la nutrición. En el vínculo madre/hijo por un lado y en relación a
la alimentación. Ambas necesarias para la supervivencia.
El drama de la obra es
llevado con carcajadas que no dejan de señalar situaciones tremendas de
vulnerabilidad social, abandono, miseria; que remarcan la indiferencia humana
de la gran máquina mercantil del capitalismo.
El vagabundo carga un enorme
globo verde como si fuera el globo terráqueo. Allí, en esa especie de gran bolsa
de basura “ecológica”, introduce su cabeza construyendo imágenes que pueden
despertar otras preguntas. ¿Es la mente un depósito de residuos consumistas? Escenas
como éstas disparan temas transversales con un humor que rompe el hilo
dramático del relato anterior.
Finalmente el desenlace pone
en escena la salida imposible donde el drama vuelve con fuerza a rozar el
aspecto melodramático emocional del texto.
Queda así una sensación de
vacío que solo la fantasía puede llenar en su despliegue de ilusiones, pero que
no brinda salida al conflicto presentado. Cabe preguntarse si esta resolución
busca cargar al espectador con la responsabilidad de pensar alternativas para
una problemática en la que todos estamos implicados como género humano.
Qué: Humanidad S. A.
Quién: Dramaturgia: Jorge
Costa, Luisina Di Chenna, Sergio Misuraca, Julia Muzio, Esteban Parola.-
Actuación: Jorge Costa, Luisina Di Chenna, Esteban Parola.- Músicos: Tomas Billie, Joaquín Chiban, Alejo
Trinelli, Mariano Videla, Aníbal Zorrilla.-
Iluminación: Federico Macchi.- Diseño y realización de máscaras: Alfredo
Iriarte Pereyra.- Realización de
escenografía: Pablo Cordero Jaume.-
Realización de vestuario: Carolina Espíndola.- Audiovisuales: Victoria Muzio.- Música original: Aníbal Néstor Zorrilla.- Sonido: Pablo López Pereira.- Utilero: Katya
Da Asis.- Diseño gráfico: Andrés Kyle.- Asistencia de escenario: Federico Macchi.- Asistente de producción: Esteban Parola.-
Asistencia de dirección: Julia Muzio.-
Prensa: Tehagolaprensa.- Dirección: Jorge Costa.- Web:
http://www.jorgecosta.com.ar Duración: 60 minutos
Dónde: TEATRO PAN Y
ARTE Boedo 876 Teléfonos: 4957-6922 http://www.panyarte.com.ar
Cuándo: Domingo - 19:00 hs -
Hasta el 24/04/2016
Entrada: $ 130,00 -
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